Películas con Estado de Ánimo Posesivo

¡Mi marido nos mató a mí y a mi hijo cruelmente para la fortuna de mi familia! ¡Inesperadamente, me dieron una segunda oportunidad para renacer! Me casé con él para pagar una deuda en mi vida pasada, pero él no era mi salvador, ¡solo un mentiroso! El verdadero salvador me ayudó a buscar venganza en esta vida. Rodeada de peligro, fui atacada nuevamente y perdí la memoria... ¿Qué debo hacer?

Carmen Zarra murió por una infección mortal tras donar médula ósea a la novia de la infancia de su marido, Santiago Urgel. Mientras tanto, la hija de ambos, gravemente enferma, permanecía abandonada en una cama de hospital mientras el otrora orgulloso marido de Carmen alardeó descaradamente de su aventura celebrando una rueda de prensa con su amante. Hacía años, un malentendido había alimentado el profundo resentimiento de Santiago hacia Carmen, haciéndole creer que ella le había traicionado. Cuando por fin salió a la luz la verdad y descubrió que Carmen había fallecido hacía tiempo, el abrumador peso del arrepentimiento le llevaba a quitarse la vida.

Nanette Mosley, la heredera perdida, se enamoró de Lemuel Knox, pero él la despreció como a una simple ingenua. Después de una noche de borrachera con Lemuel, Nanette se encontró embarazada, pero Glenda Harris se llevó el crédito y se convirtió en la prometida de Lemuel. Cuando la hermana adoptiva de Nanette causó un atropello que dejó a Glenda en coma, Nanette se sacrificó para salvar a su padre adoptivo, y Lemuel la metió en prisión. Al salir, Nanette pensó que no volvería a encontrarse con Lemuel, pero el destino tenía otros planes. Por el bien de Glenda, Lemuel torturó a Nanette una y otra vez. Para cuando él lo lamentó, ella ya había dejado de amarlo.

Laura Rivas amó durante años a Pablo Gómez, sin saber que su afecto no era más que una estrategia para acercarla a Sergio Lima, heredero de la Mansión del Duque, y así sabotear el compromiso con Eva Santos. Al descubrir que solo fue un instrumento para provocar los celos de Eva, Laura, herida, llevó su engaño con Sergio hasta el matrimonio, mientras Pablo quedaba consumido por el arrepentimiento.

Darío, joven cazador de Río Claro, es rudo, franco y lleno de músculo. Solo sueña con casarse, tener hijos y calentar su cama. Lástima que tiene fama de salvaje: hoy mata tigres, mañana lobos, y pasado reparte bofetadas por donde pasa. Solo Marta, una chica moderna que llegó de otro mundo, se atreve a lanzarse y casarse con él.

Rosa Herrera descubre, tras tres años de matrimonio, que su esposo, Sergio Torres, está perdidamente enamorado de su cuñada, María Pérez, y que solo la ha estado utilizando. Ella maquina un plan para conseguir el divorcio, recuperar su bienes matrimoniales y retomar su carrera en la medicina tradicional china. Frente a las provocaciones de María Pérez, Rosa reacciona con calma y la derrota, dejándola sin poder. Su hermano adoptivo, Lucas Romero, la protege en todo momento y la ayuda a desenmascarar la conspiración de María para sustituir una fórmula médica, llevándola ante la ley. Cuando Sergio finalmente se entera de que la persona que realmente le salvó la vida años atrás fue Rosa, pero ya era demasiado tarde para arrepentirse. Rosa finalmente resuelve el conflicto emocional con Lucas al entender que él se había alejado por la intensidad de su profundo amor. La pareja sella su destino con un matrimonio fugaz. El éxito del medicamento oncológico, desarrollado por Rosa, impulsa su carrera hacia la cima y le regala un futuro lleno de esplendor. En un contraste rotundo, Sergio, lo pierde todo —dinero y estatus—, cayendo en la ruina total.

Abandonada en su noche de bodas, Quinley termina por accidente con Enzo, el heredero de la capital. Valiéndose de unos videos, él la arrastra a su mundo y le pregunta a diario: Entonces, ¿cuándo dejarás a tu marido?

Tres años después, en su reencuentro, la primera frase que Tania le dijo a Mauricio fue: Sr. Moya, ¿nos casamos? Su novio, a quien había apoyado durante años, la había estafado y se había quedado con su apartamento nupcial. Solo entonces Tania se dio cuenta del precio que había pagado. Ya que era así, simplemente cambiaría de hombre. Mauricio le agarró firmemente del brazo en la oficina del registro civil: No dije que no aceptara.